Desde el estallido de la pandemia mundial por COVID 19, el aumento de las enfermedades de salud mental ha supuesto un incremento llamativo en los últimos cuatro años. Esto ha afectado principalmente a la población entre los 14 y 15 años. Según el psiquiatra Sergio Sanz Gómez, la población más afectada por problemas psicológico es en torno a los 40 años. Sin embargo, destaca que el sector juvenil ha sufrido un fuerte impacto de estos trastornos tras la pandemia.
Centrándonos en la salud mental de los menores, un informe realizado por Save The Children, “Crecer Saludable(mente)”, indica que la pandemia ha traído a la vida de niños, niñas y adolescentes nuevas preocupaciones, miedos e infelicidades. Poniendo de manifiesto la magnitud de los problemas de salud mental. Un análisis sobre la salud mental y el suicidio en la infancia y la adolescencia señala que los trastornos mentales han aumentado. Los datos señalan un incremento del 1% al 3% a nivel nacional en niños, niñas y adolescentes de entre 4 y 14 años y del 4% al 7% en el caso de los trastornos de conducta, en comparación con los últimos datos oficiales disponibles de la Encuesta Nacional de Salud (ENS) de 2017.
Los trastornos mentales y/o de conducta tienen patrones de edad diferenciados. Los niños, niñas y adolescentes de más de 12 años son los que sufren más trastornos mentales (un 45% de los casos a nivel nacional), mientras que los de conducta aparecen en edades más tempranas (un 38% entre los 4 y los 8 años).
DATOS SOBRE LA SALUD MENTAL EN ESPAÑA
Como bien resalta el doctor Javier Medrano, profesor titular de medicina en la Universidad de Sevilla, el top uno de las defunciones en España tienen como principal causa las enfermedades en el sistema circulatorio. Aun así, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ha identificado un incremento bastante significativo de muertes a causa de suicidio. Un total de 4.097 son las defunciones por esta causa recogidas en los últimos años en España. Además, se ha comprobado un aumento de un 2,3% más de muertes de 2021 a 2022. Desde la Fundación Española para la prevención del suicidio, se destaca que afortunadamente se ha reducido el número de suicidios en niños menores de 15 años. Una diferencia que llega a la mitad de los casos recogidos entre 2021 y 2022. Unos datos bastante preocupantes como consecuencia de la pandemia mundial.
Un salto bastante equitativo que ha llevado a la población española a la búsqueda de la muerte por diferentes medios. Los datos apuntan que el medio más empleado de suicidio son las lesiones autoinfligidas intencionalmente por ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación. El INE destaca que 1689 personas del total de defunciones por esta causa han recurrido a este método. Siguiéndole las muertes por lesiones autoinfligida al saltar desde un lugar elevado (890 defunciones del total).
Otra distinción que resaltar es el lugar de residencia del individuo. Se ha comprobado gracias a fuentes del Instituto Nacional de Estadísticas que Andalucía es la comunidad autónoma con mayor número de muertes por esta causa (692 defunciones). Una cifra bastante llamativa con relación al resto de comunidades, de las cuales Cataluña y La Comunidad Valenciana son las siguientes en el ranking de defunciones por suicidio, con unas cifras 504 y 397 defunciones correspondientemente.
La disparidad de estos datos anima a la población andaluza a reconocer la importancia de promover la salud mental y prevenir los trastornos mentales. De este modo, brinda un adecuado acceso a servicios y tratamientos especializados. Andalucía ha recogido las siguientes áreas claves de enfoque en relación con la salud mental.
1. Plan Integral de Salud Mental: En 2018, la Junta de Andalucía aprobó el Plan Integral de Salud Mental, que estableció las líneas estratégicas y acciones necesarias para mejorar la atención en salud mental en la región. Este plan se centra en la prevención, promoción, asistencia, rehabilitación y atención comunitaria.
2. Recursos y servicios: Se han llevado a cabo esfuerzos para aumentar los recursos y servicios disponibles en el ámbito de la salud mental. Se han abierto nuevos centros de atención primaria de salud mental, se han reforzado los equipos multidisciplinares y se han creado unidades de salud mental en hospitales generales.
3. Atención comunitaria: Se ha dado prioridad a la atención comunitaria en la prestación de servicios de salud mental. Esto implica brindar atención en entornos comunitarios y promover la integración de las personas con trastornos mentales en la sociedad. Se han impulsado programas de atención domiciliaria, centros de día y recursos de apoyo social.
4. Programas de prevención: Se han implementado programas de prevención de trastornos mentales y promoción de la salud mental en diferentes ámbitos, como la educación, el ámbito laboral y la comunidad en general. Estos programas buscan sensibilizar sobre los problemas de salud mental, reducir el estigma y fomentar hábitos de vida saludables.
5. Infraestructura y formación: Se ha trabajado en la mejora de la infraestructura de los servicios de salud mental y en la formación de profesionales especializados. Se han realizado inversiones en la renovación y ampliación de instalaciones y se ha buscado mejorar la capacitación y actualización del personal sanitario.
MÉDICOS DEL MUNDO
Desde la asociación Médicos del Mundo se trabaja de manera constante con pacientes de diferentes procedencias tanto a nivel fisiológico como mental. La asociación ofrece servicios de atención psicológica a pacientes que requieren ayuda. Se ha comprobado que la mayoría de los pacientes migrantes que acuden a la ONG de Médicos del Mundo con una llamada de auxilio. La falta de salud mental viene estrechamente atada a los problemas económicos y sociolaborales. Así lo señala la trabajadora social Clara Barrios en una entrevista realizada por Cecilia Orós.
«Pues, tenemos a muchas personas que vienen de sus países de origen, como, por ejemplo, Latinoamérica, gente que trabajaba con un nivel de abogados, de médicos, de políticos. Llegan aquí y se dan cuenta de que para la sociedad no son nada, porque hay una gran pérdida de estatus. Ves personas que te cuentan que ahí tenían su autonomía, que iba a trabajar, ganaba mi dinero y tenía su casa, pero que llegan aquí y todo lo que han trabajado y han sacrificado de nada sirve.
Y luego ya ni te cuento si vas rascando en la historia de cada persona, ya que el último de sus problemas es la salud física. Escuchas historias de personas que han vivido violencia en su país, que tienen ahí a su familia, que están aquí sin casa o que están intentando salir de una situación de prostitución.»
Una realidad devastadora que afecta a una sociedad mucho más amplia de la que imaginamos. Son numerosos los factores que desencadenan este tipo de enfermedades, factores emocionales, económicos, sociales, laborales… Un campo bastante amplio que junto a la pandemia por COVID 19 ha disparado la demanda de atención en adolescentes y jóvenes en los últimos años. Los profesionales han observado también un aumento significativo de las muertes fruto del dolor emocional fruto de las experiencias vividas y la falta de recursos internos maduros para procesarlas.