La trata de niños es una preocupación cada vez más creciente en todo el mundo y que demanda una respuesta inmediata y coordinada. Según los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se aproxima que más de 1.2 millones de menores son víctimas de trata cada año.
Si nos centramos en los datos de nuestro país, en España esto sigue siendo una realidad y un problema que está muy presente. Según los datos del último informe de UNICEF, se estima que unos 15.000 menores son víctimas de la trata cada año en España.
En cuanto a las zonas de nuestro país en las que esta situación es más delicada, están Andalucía, así como Ceuta y Melilla. Los niños acceden de forma irregular acompañados de adultos.
“Desde que la Oficina de Naciones Unidas contra la droga y el delito recoge datos de las victimas de trata, el porcentaje de niños que son víctima no ha hecho mas que crecer”, explica Ana Sastre, Directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de Save the Children. “Niños y niñas llegan al territorio español acompañados por adultos que dicen ser sus padres, pero, los esfuerzos realizados por comprobarlo no son suficientes”.
España es un país de destino, de transito y de origen de la trata de personas. Según datos del Observatorio contra la Trata de Seres Humanos del Ministerio de Interior de España, entre los años 2018 y 2020 se llegaron a identificar hasta 1.684 víctimas en el país. De esta cifra, el 31% eran menores de edad, lo que muestra el papel de los niños en este contexto.
Los niños víctimas de trata, son utilizados con distintos fines: la explotación sexual, la mendicidad, el tráfico de órganos, la adopción ilegal y los matrimonios forzados, aunque, en este último caso, existen aún menos datos.
Si enfocamos algunos de los fines uno a uno, en el caso de la explotación sexual, la dificultad para identificarlas es doble, ya que, a parte de su doble condición de víctimas de trata, son menores de edad. Esto implica que en la mayoría de los casos llevan documentación falsa sobre su edad o, en general, sobre sus datos.
Según el Informe Mundial sobre la Trata de Personas de las Naciones Unidas, aproximadamente el 35% de las víctimas de trata son niñas y mujeres forzadas a la prostitución. Estas niñas son explotadas en burdeles, calles y entornos digitales, entre otros. Las organizaciones que trabajan con esta realidad estiman que entre 40.000 y 50.000 mujeres son víctimas de trata con fines de explotación sexual en nuestro país. La mayor parte de ellas extranjeras.
El perfil mayoritario de estas víctimas es el de una adolescente que provenga de Europa del Este y este entre los 14 y los 17 años, y que viene de un entorno de violencia y desprotección. Es muy difícil que estas niñas puedan ser identificadas al entrar en España, ya que no llevan documentación, ni han realizado viajes arriesgados . Lo normal es que ellas mismas tampoco sean conscientes de que van a convertirse en víctimas de la explotación sexual.
Por estos datos, es necesario entender la trata desde una perspectiva de género. Aunque, también hay hombres y niños que son víctimas de ello.
La trata de niños tambien se utiliza para el trabajo forzado en diversas industrias. El 21% de las víctimas son niños sometidos a condiciones laborales peligrosas, como en la industria de la agricultura, la construcción, la pesca y la manufactura.
La adopción ilegal es otro fin de la trata de niños. Las organizaciones de traficantes se aventajan de la demanda de adopciones legítimas y trafican a niños para venderlos como hijos biológicos. Privándolos así de su identidad y sus derechos.
Desde UNICEF y otras entidades de lucha contra la trata, están pidiendo a los gobiernos herramientas para cuantificar este fenómeno y, un reconocimiento como víctimas para todos los menores envueltos en este delito. La trata de niños es una violación de los derechos humanos además de una amenaza a la seguridad y el bienestar de los niños. Por ello, es necesario abordar el problema de manera efectiva, con una acción global y coordinada.
La prevención es fundamental para combatir esta situación. Invertir en programas de educación y concienciación para empoderar a los niños y sus familias, así como fortalecer los sistemas de protección para identificar y apoyar a las víctimas.
España ha dado un paso adelante en los últimos años, adoptando medidas significativas para combatir este fenómeno. El Gobierno español ha promulgado la Ley Orgánica 1/2015, que establece medidas de protección a las víctimas y sanciones para los traficantes. Además, han creado unidades especializadas en la Policía Nacional y en la Guardia Civil para abordar la situación. Sin embargo, persisten desafíos en la implantación efectiva de estas medidas.