Violencia filio-parental: Una realidad invisible que hiere en silencio

Miles de viviendas familiares viven una situación límite que no se ve en la sociedad, un tema tabú del que mucha gente evita hablar: la violencia filio-parental

Infografía sobre los factores de riesgo en la violencia filio-parental. Infografía: Gonzalo Alba

La violencia filio-parental: es un fenómeno social y familiar que ha recibido creciente atención en las últimas décadas. Es ese tipo de violencia, en el cual los hijos agreden física, verbal o emocionalmente a sus padres. Desafía las concepciones tradicionales de la dinámica familiar. Plantea serias implicaciones para la salud mental y el bienestar de todos los miembros del hogar.

Este reportaje explora las causas, consecuencias, y posibles soluciones a este problema complejo. No solo es una mala relación de hijos a padres, también existe a la inversa.

En otras palabras: la violencia filio-parental se define como cualquier acto de agresión, ya sea física, psicológica o emocional, cometido por un hijo hacia sus padres. Esta problemática no distingue clases sociales, culturas ni niveles económicos. Aunque históricamente ha sido menos visible que otras formas de violencia intrafamiliar, su impacto es profundamente destructivo.

De hecho, Miguel Ausejo, uno de los integrantes de FAIM (Fundación para la atención e integración del menor) declaró en una entrevista que «todas las situaciones están dadas por un ambiente hostil que existe en los hogares».

Miguel Ausejo, educador de la Fundación de Atención Integral del Menor. FOTO: Gonzalo Alba

Los distintos tipos de violencia filio-parental

Violencia física: Incluye empujones, golpes, patadas y cualquier otro tipo de agresión corporal. Es la más espinosa, dado que puede resultar en algunos casos como tragedias. La violencia física es la más extrema, ya que llega cuando las que vamos a mencionar más adelante traspasan una línea roja. La violencia verbal: Insultos, amenazas, y lenguaje ofensivo destinado a intimidar o humillar a los padres. Es la que más se desarrolla en las distintas viviendas, dado que es el más rápido de ejecutar. Es el paso anterior a la violencia física, dado que muestra reacciones violentas.

Por último, la violencia psicológica: Manipulación, chantaje emocional, y comportamientos que buscan ejercer control y dominación sobre los padres… estas son algunas de las acciones que se llevan a cabo para, de manera lenta y paulatina, ir mermando la moral del padre o el hijo en cuestión. Es la que más larga se desarrolla en el tiempo.

Causas de la Violencia Filio-Parental

Las causas de la VFP son multifactoriales y suelen estar relacionadas entre sí. Las más comunes son:

Factores psicológicos y psiquiátricos: Trastornos de conducta, déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y otros problemas de salud mental pueden predisponer a los hijos a comportamientos agresivos.

Modelos de conducta violenta: La exposición a la violencia en el hogar, ya sea entre los padres o hacia otros miembros de la familia, puede normalizar la agresión como un medio para resolver conflictos.

Problemas de comunicación: La falta de habilidades comunicativas efectivas y la incapacidad para expresar emociones de manera adecuada pueden conducir a la frustración y, en última instancia, a la violencia.

Factores socioeconómicos: La presión económica, la falta de recursos, y el estrés derivado de la vida cotidiana pueden exacerbar las tensiones familiares.

Uso de sustancias: El consumo de alcohol y drogas puede desinhibir comportamientos violentos y agravar los problemas que luego se dan en los hogares.

Todo esto tiene unas consecuencias que afectan a las dos partes implicadas. Las consecuencias son distintas para cada parte pero tienen distintas similitudes.

Para los padres

Físicas: Lesiones, daño corporal, y problemas de salud derivados del estrés. Psicológicas: Ansiedad, depresión, sentimiento de impotencia, y pérdida de autoestima. Sociales: Aislamiento social y vergüenza, lo que puede llevar a una reducción en la búsqueda de ayuda. La mezcla de todas estas consecuencias hace que se sometan a un examen psicológico cuando se dan casos extremos.

Para los hijos

Desarrollo psicológico: Problemas de identidad, autoestima baja y dificultades para establecer relaciones sanas. Académico-sociales: Dificultades en el rendimiento escolar y problemas para integrarse en grupos sociales. Legales: Los jóvenes pueden enfrentarse a consecuencias legales si sus acciones son reportadas a las autoridades.

Llegados a este punto, se deben encontrar soluciones para poder frenar una determinada situación que resulta dañina para el desarrollo del entorno familiar. Abordar la violencia filio-parental requiere un enfoque multifacético que involucre tanto a los profesionales de la salud como a las instituciones sociales y educativas. A continuación, diferenciamos algunas estrategias y programas efectivos:

Una terapia familiar que puede ayudar a mejorar la comunicación y a resolver los conflictos de manera constructiva. Desarrollar programas de educación parental, que pueden equipar a los padres con herramientas y estrategias para manejar comportamientos desafiantes y mejorar la dinámica familiar. Otra opción susceptible de realizar es hacer una intervención psicológica individual, con tratamientos específicos para jóvenes con trastornos de conducta pueden ser esenciales para reducir la violencia. Por último, una de las más efectivas, mediación familiar. La mediación puede facilitar la resolución de conflictos y fomentar la comprensión mutua entre padres e hijos.

Las cifras de violencia filio-parental, escandalosas

De hecho, un estudio realizado por Sevifip , que es una organización que apuesta por el estudio y la intervención en los casos de violencia filio-parental, constata que un 12% de la sociedad española padece de este tipo de violencia. Son cifras muy abultadas, ya que estaríamos hablando de cerca de 4 millones de personas. Este tipo de violencia es estudiada por diversas organizaciones que se resuelven casi en el 90% de los casos con mediación de psicólogos.

Situación de violencia filio-parental. FOTO: Servifip

La situación en España sobre la violencia filio-parental ha evolucionado significativamente en los últimos años, pasando de ser un tema casi tabú a uno de creciente preocupación y discusión abierta. Inicialmente, la sociedad tendía a culpar exclusivamente a los padres por la falta de control sobre sus hijos, y muchas familias optaban por ocultar estas situaciones debido al estigma asociado. Sin embargo, a medida que han aumentado los casos reportados y se ha incrementado la visibilidad mediática del problema, ha habido un cambio hacia una mayor comprensión de las causas complejas y multifactoriales de este tipo de violencia.

Miguel Ausejo, que explicaba en el citado video su labor en FAIM, comentaba también que su trabajo no solo ayuda a los afectados sino también a la gente que vive desde fuera esta violencia, porque evita errores a cometer en otros aspectos.

La salud mental en la violencia filio-parental

Gran parte de los problemas que surgen en los distintos hogares surgen desde una salud mental descuidada por parte de las partes afectadas. Lacasta también lo comentaba en una entrevista a Alejandro Cajo:

Hoy en día, la opinión pública refleja una mayor empatía hacia las familias afectadas y un reconocimiento de la necesidad de intervenciones profesionales y programas de apoyo. Se reconoce que la violencia filio-parental no es simplemente un problema de mala crianza, sino que a menudo está vinculada a factores como trastornos de conducta, problemas de comunicación y situaciones socioeconómicas difíciles. Este cambio de percepción ha llevado a una mayor aceptación de la importancia de la terapia familiar, la intervención psicológica y la necesidad de políticas públicas que aborden el problema de manera integral.

A pesar de estos avances, aún persisten desafíos en la opinión pública. Existen sectores de la sociedad que continúan viendo la violencia filio-parental con escepticismo, minimizando su gravedad o culpabilizando únicamente a los padres.

Para cambiar completamente esta percepción y fomentar una respuesta efectiva y compasiva, es crucial seguir educando al público sobre la naturaleza de la violencia filio-parental, promoviendo la búsqueda de ayuda y el apoyo comunitario para las familias en crisis.

La continua sensibilización y la cobertura mediática responsable son esenciales para mantener el tema en la agenda pública y asegurar que las familias afectadas reciban el apoyo que necesitan.

En conclusión…

La violencia filio-parental es un problema complejo que requiere una comprensión profunda de sus causas y consecuencias, así como una respuesta coordinada entre familias, profesionales de la salud, y autoridades. Es crucial fomentar la comunicación abierta, proporcionar apoyo psicológico y social, y promover políticas públicas que respalden a las familias en crisis. Solo a través de un enfoque integral se podrá abordar eficazmente este fenómeno y restablecer la armonía y el respeto en el hogar.

Este reportaje ha explorado los múltiples aspectos de la violencia filio-parental, desde sus causas hasta sus soluciones, resaltando la necesidad de una atención y acción continua para mitigar sus efectos devastadores. Las familias afectadas no están solas; hay recursos y apoyo disponibles para ayudarlas a superar estos desafíos y construir relaciones más saludables y resilientes.

Este tipo de violencia siempre es tabú en la sociedad, pero no se debe dejar de lado si se pretende prestar una ayuda real a quienes lo necesitan. La violencia domiciliaria es uno de los tipos que menos salen a la luz por miedo a las reacciones de la sociedad. En España, en concreto, hay muchas personas que sufren este problema y no logran salir de los problemas por el miedo a dejarse ayudar.

Ninguna persona merece sentirse en un ambiente hostil, y toda ayuda es posible si se analizan los problemas y se permite ayudar a las personas.

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