VIOLENCIA FILIO-PARENTAL: LA BATALLA QUE NO SALE A LA LUZ

En muchos hogares, hay una batalla silenciosa y desgarradora: la violencia filio-parental. Este fenómeno implica maltrato físico, psicológico o emocional de los hijos hacia sus padres. Ha aumentado en los últimos años, alarmando a expertos y comunidades. No es un problema aislado, atraviesa todas las capas sociales y geográficas. Desafía nuestras ideas sobre la dinámica familiar y revela grietas profundas en la sociedad contemporánea. Afecta a todas las clases sociales, ideologías y gustos.

A medida que exploramos este tema, es importante entender los factores que provocan y alimentan este tipo de casos. Factores como la presión social, el estrés académico, las disfunciones familiares y las influencias externas, incluidos los problemas de salud mental y el abuso de sustancias, juegan roles significativos en la manifestación de esta violencia. Además, la tecnología y las redes sociales han introducido nuevas variables en la ecuación, haciendo que todo sea menos controlable. 

Definición de la violencia filio-parental

Para poder entender todo mejor, la violencia filio-parental se define de la siguiente manera. Acto de violencia, ya sea física, psicológica o emocional, cometido por hijos hacia sus padres o figuras parentales. Esta forma de violencia incluye comportamientos como insultos, amenazas, agresiones físicas, manipulación emocional, destrucción de propiedad y cualquier otra acción que cause daño o intimidación a los padres por parte de sus hijos.

La violencia filio-parental puede manifestarse de diferentes maneras, desde ataques verbales y amenazas hasta agresiones físicas graves. También puede incluir formas de violencia menos visibles, pero igualmente dañinas, como el control y la coacción emocional. Los factores que contribuyen a la violencia filio-parental son diversos y variados, que con el paso de los años han ido creciendo y evolucionando. 

Es una problemática compleja y multifacética que afecta a familias de todas las estructuras y contextos socioeconómicos. Requiere una comprensión profunda y abordajes multidisciplinarios para su prevención y tratamiento. No basta con un solo profesional. Como dijo José Miguel Ausejo, trabajado y colaboración de la fundación FAIM, que no se podía trabajar y curar con un solo profesional, sino que se necesitaban más profesionales que abordasen diferentes temas. 

Ponencia de la violencia filio-parental, por parte de FAIM. En la mesa están a los laterales Alejandro y Gonzalo; y en el medio Pepe y Jose Miguel.

Orígenes de la violencia filio-parental

Y es que, la violencia filio-parental no es un fenómeno nuevo, aunque su reconocimiento y estudio sistemático son relativamente recientes. A lo largo de la historia, las dinámicas de poder y autoridad dentro de la familia han sido tema de debate y conflicto, aunque la violencia de hijos hacia padres ha sido menos documentada en comparación con otras formas de violencia intrafamiliar.

En sociedades tradicionales y antiguas, el poder y la autoridad familiar generalmente residían en los padres, particularmente en el padre como figura patriarcal. La estructura familiar patriarcal predominante en muchas culturas históricas promovía un respeto y obediencia casi absolutos hacia los padres, lo que hacía que cualquier forma de insubordinación, y mucho menos de violencia, fuera severamente castigada y, por tanto, menos reportada.

Pero conforme avanzó el tiempo, durante la Edad Media y el Renacimiento, las leyes y normas sociales reforzaban la autoridad de los padres. Las familias extendidas y las comunidades eran más cohesionadas, y la vigilancia social dificultaba que los conflictos familiares se manifestaran de manera abierta. Sin embargo, se sabe que existían tensiones intergeneracionales, aunque la documentación específica sobre violencia filio-parental es escasa debido a la falta de registros y la naturaleza privada de los asuntos familiares.

Y con uno de los mayores acontecimientos del mundo, que fue la llegada de la Revolución Industrial y los cambios sociales y económicos profundos que trajo consigo, la estructura familiar comenzó a transformarse. Las familias nucleares se volvieron más comunes, y la urbanización llevó a una mayor independencia de los hijos respecto a sus padres. Durante el siglo XIX y principios del XX, la literatura y la psicología comenzaron a explorar las complejidades de las relaciones familiares, aunque la violencia filio-parental seguía siendo un tema marginal. 

Factores de riesgo de la violencia filio-parental

Sabiendo la evolución de la violencia filio-parental en nuestro mundo, hay que tener claro que las medidas para poder frenar este tipo de casos también han sufrido una evolución, como todo en la vida. Sin embargo, los factores de riesgo no han evolucionado y en mayor o en menor media siempre han sido parecidos: 

  1. La violencia previa en casa: Haber visto violencia de manera anterior en casa puede aumentar las posibilidades de que más tarde vuelva a ocurrir, ya que es algo que el niño ha visto de primera mano y lo puede incluir en su forma de actuar. 
  2. Problemas y/o conflictos familiares: La tensión familiar, los problemas en casa, discutir en exceso, tener una situación precaria económica, la forma de educar o los conflictos intergeneracionales son muchas de las causas por las que luego existe este tipo de violencia. 
  3. Consumo de sustancias: Cualquier consumo de cualquier tipo de droga hace variar la conducta y hace explotar el comportamiento violento, lo que hace aumentar la tensión y por tanto traspasa la línea del contacto físico en muchos casos. 
  4. Factores psicológicos del integrante: Los problemas psicológicos como conductas de comportamiento, situación social o mental pueden afectar de manera severa a la conducta en casa y el comportamiento con y para los demás. 
  5. Relaciones sociales externas: Las influencias externas también están a la orden en el momento que se desata una situación violenta. Son aquellos que se dejan llevar por malas influencias y les hace ser y actuar más agresivos en casa. 
  6. Mala educación y desatención: La falta de educación o la ausencia o pobreza de ella hace distinguir conductas que llevan a la violencia. También una desatención parental hace que el hijo intente evadirse y actuar de manera equivocada y tensa o violenta. 

Medidas cautelares de la violencia filio-parental

Sabiendo toda la evolución que han tenido los casos de violencia filio-parental, las medidas cautelares para los casos de este tipo de violencia han ido evolucionando a lo largo de los años. No siempre las medidas cautelares han sido las mismas. Cuando la violencia filio-parental no era conocida por el globo terráqueo, las medidas eran mucho más precarias y poco concretas para paralizar y frenar la crecida de este tipo de violencia. Sin embargo, con el paso de las épocas, cuando la violencia filio-parental cogía mucha más fuerza dentro del panorama social, las medidas cautelares cambiaron y dejaron de ser tan precarias. 

Las actuales medidas cautelares son las siguiente, que son las más comunes y utilizadas por los apartados penales y judiciales: 

  1.  Libertad vigilada: Es una medida no privativa de libertad. La actividad del menor será controlada por un técnico profesional de libertad vigilada mientras lo dicte la sentencia.
  2. Alejamiento: Es una medida no privativa de libertad. Es la medida en la que se prohíbe al menor acercarse o comunicarse con las víctimas o aquellas personas que dictamine el juez en sentencia.
  3. Convivencia con grupo familiar: El menor no podrá vivir en su domicilio habitual, sino que se le asignará otro domicilio con una familia o persona distinta a sus progenitores, o con un grupo educativo.
  4. Internamiento: Esta medida se suele escoger cuando existe una mayor peligrosidad en los actos violentos del menor hacia sus progenitores.
  5. Otras medidas: Reparación extrajudicial.
Infografía sobre las medidas cautelares en la violencia filio-parental.

La parte legal de la violencia filio-parental

Aun así, cuando se produce un caso de violencia filio-parental que llega a los jueces y tribunales, es un procedimiento muy complicado. Las leyes en este caso no son muy específicas para la violencia filio-parental. El código penal no está hecho para los casos de violencia filio-parental. Por otro lado, cuando los padres acuden a la justicia por este tipo de casos, muchas veces se pregunta si la ley les protege a ellos, les protege a los niños… Es una pregunta muy habitual. Guillermo Lacasta, un aficionado de los casos de violencia filio-parental contesta esta pregunta. 

Guillermo Lacaste, graduado en el doble grado de Derecho y Administración y Dirección de Empresas (DADE), en la Universidad de Zaragoza, Unizar.

A pesar de que la violencia filio-parental sigue siendo casos de violencia, no solo se pueden tratar ante la ley con jueces, abogados, etc. Muchos expertos en este tipo de casos aseguran que se necesitan muchos profesionales de distinta ámbitos para poder tratar este tipo de casos. Son casos con una complejidad, que no puede ser abordados por un solo tipo de profesional. Se necesitan ayudas de psicólogos, jueces, abogados, trabajadores sociales, médicos, etc. Guillermo Lacasta nos lo vuelve a contar. 

Reflexiones de la violencia filio-parental

Más allá de todo lo que se puede oír, todo lo que se puede saber… la violencia filio-parental es un problema que está muy arraigado a nuestra sociedad, hoy en día. Son temas que no suelen ser muy tratados, no suelen tener mucha visibilidad. Son temas tabúes. Hay que tener mucho cuidado con este tipo de casos de violencia, darles la visibilidad que se merecen, para poder acabar y disminuir este tipo de casos, ya no solo en Aragón, sino en toda España.  

En conclusión, abordar la violencia filio-parental exige un enfoque multidisciplinario que involucre a la familia, las instituciones educativas, los servicios de salud mental y la comunidad en general. Solo mediante una respuesta coordinada y comprensiva podremos esperar reducir la incidencia de estos actos de violencia y promover un entorno familiar más seguro y saludable para todos. La sensibilización y la educación continua sobre este tema son pasos cruciales hacia la construcción de una sociedad más empática y resiliente frente a este tipo de desafíos. 

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