Entre el Museo de Zaragoza y la plaza de los Sitios tuvieron lugar algunas de las entrevistas que componen este reportaje. Cuando te dan la noticia de que tu hijo padece cáncer, tu vida cambia por completo. Tu día a día se limita a ir de casa al hospital y del hospital a casa. La sensación debe parecerse a la que sintió Zaragoza cuando, en 1808, las tropas francesas sitiaron la ciudad. De la misma manera que cuando un niño es capaz de superar la enfermedad la euforia y la alegría te invade. 

La exposición de arte contemporáneo, que organiza ASPANOA, es considerada una de las más importantes de Zaragoza. Aunque esta es su XXVII edición, la exposición comenzó con la donación de obras por parte de Román Lobato, artista aragonés y familiar afectado. Juan Carlos Acín, director de ASPANOA (Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón), señala: “Román Lobato nos cedió 100 obras que se expusieron. Se creó un comité que se encargaba de ellas, eran muy sencillas al principio. Para darles un complemento se habló con AADA (Agrupación de Acuarelistas de Aragón) y ADAFA (Asociación de Artistas Figurativos Aragoneses)”, y recalca que el trabajo fundamental para consolidar la exposición fue de Antonio Rodés, exgerente de ASPANOA entre 2002 y 2016.

La exposición cuenta con un cartel de lujo año tras año, desde premios Aragón Goya a miembros de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis. Acín señala que a estos grandes artistas se les suma un plantel de “jóvenes artistas” como Carlos García Lahoz, Carlos Blanco, David Callau o Lorena Domingo con una proyección internacional y una calidad tremendas. Considera que el éxito de la exposición reside, sobre todo, en dos aspectos: el respeto al artista y a su obra y el respeto al comprador, al coleccionista de arte. Confiesa que se “emociona” cuando, cada año, en la inauguración de la exposición, entre un 50% y un 60% de los artistas que exponen están presentes. “Lo único que les pido es que el valor íntegro de la obra sea para ASPANOA”, añade Acín. 

Juan Carlos Acín, director de ASPANOA: “Preparar cada evento como si fuese el primero, con la misma ilusión, dedicación, trabajo y capacidad de innovar”

El pasado 23 de abril, Día de Aragón, ASPANOA recibió la Medalla de las Cortes de Aragón 2022, la máxima distinción que otorga esta institución, en un acto cargado de emoción celebrado en el Patio de Santa Isabel del Palacio de la Aljafería. Acín confiesa que estaban “muy contentos” y que fue una “sorpresa” recibir la noticia del nombramiento por parte de Javier Sada, presidente de las Cortes de Aragón. Añade que el hecho de que todos los grupos políticos representados en la cámara respaldasen el nombramiento es motivo para estar doblemente contentos, aunque tampoco esconde su preocupación: “Queríamos que las familias y los niños, en definitiva, todas las personas que han trabajado durante estos casi 34 años que lleva la asociación, fuesen los protagonistas. Ellos son los que tienen `la culpa´ de que ahora estemos donde estamos y de que seamos reconocidos”.

Uno de los motivos por los que las Cortes concedieron esta distinción a ASPANOA, fue por la capacidad de integrar a la sociedad aragonesa a través de las actividades que organizan. Acín asegura que son “fundamentales”, que el respaldo económico que obtienen les da una seguridad para poder seguir trabajando y tener asegurados los servicios que prestan a las familias. Destaca que el secreto está en: “Preparar cada evento como si fuese el primero, con la misma ilusión, dedicación, trabajo y capacidad de innovar”. Uno de los actos con mayor repercusión es el partido de fútbol que se juega en La Romareda. Incluso, Acín considera que es la cita más “emblemática” de la asociación. Respecto a los niños, asegura que muchos de ellos nunca han estado en La Romareda y que, por ello, que la primera vez sea desde el césped y arropados por más de 20.000 personas es “muy especial”. 

Acín destaca la responsabilidad que conlleva este reconocimiento: “Te da una responsabilidad que está por encima de mantener está línea de transparencia y de cercanía por Aragón”. Otra línea en la que trabaja ASPANOA es la investigación, porque asegura que, hasta que no llegaron ellos, en el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IISA) no existía ninguna línea abierta sobre el cáncer pediátrico. Ahora, ASPANOA financia cinco proyectos de investigación. “Todos los años se destinan 60.000 € a la investigación del cáncer pediátrico. Estamos consiguiendo que personas cualificadas y jóvenes investigadores aragoneses deriven sus proyectos a esta especialidad que tanto lo necesita”, asegura Acín. ASPANOA también destina 30.000 € a proyectos de humanización y formación de profesionales del hospital infantil.

David Callau Gené 022, artista: “El arte no tiene fronteras y no sabe de idiomas”

David Callau Gené 022 (Cambrils, 1973), artista, empezó a colaborar con ASPANOA en 2012. “Todo fue gracias a Antonio Rodés, visitó mi galería en la costa mediterránea y tiempo más tarde la de Zaragoza. Rodés y la asociación me abrieron las puertas a esa gran labor que realiza ASPANOA”, señala. La aportación de este año para la exposición ha sido su obra Un retal de Velázquez. Callau vivió en Zaragoza durante seis años de los que destaca una ciudad “llena de buen arte” y con gente muy “cercana y humilde”. Confiesa que se siente cómodo y que le inspira el hecho de estar en tierras aragonesas.

En 2018, Callau cambió de ciudad, se fue de Zaragoza para abrir su galería Desearte en Madrid. Aunque confiesa que el proyecto nació en Zaragoza cuando estaba trabajando para una colección que se expondría Arco 2018 (Feria Internacional de Arte Contemporáneo que se celebra anualmente en Madrid). “El éxito fue rotundo y Madrid creyó en mi arte, en mi filosofía del trato cliente/artista”, y añade que: “Desde Desearte, salen parte de las colecciones nacionales e internacionales”. 

El arte cristiano, entre muchos otros, forma parte de la obra de Callau: “Todo se debe a que creer es necesario.” Asegura que su creencia no es “sumamente practicante”, pero que las imágenes religiosas son importantes dentro de su mundo, considera que: “Hay que creer en algo, en lo que sea. Hay que saber que todo esto no se ha creado de la nada”.

Callau asegura no tener referentes claros en el arte: “Siempre he dicho que debo caminar sin ver, sin recibir influencias”, de la misma manera que reconoce que cada exposición o documental que ha visto a lo largo de su vida ha aportado a su desarrollo como artista. “El arte cuando es verdadero, es auténtico y dice lo que el artista cree puede estar en cualquier parte del mundo. No tiene fronteras y no sabe de idiomas”.

Carlos Blanco Artero, artista: “Creo que si soy excesivo con el color el resultado nunca acaba de convencerme”

Carlos Blanco Artero (Madrid, 1983) es uno de los artistas que exponen su obra en esta exposición de arte contemporáneo. Lleva desde 2004 colaborando con ASPANOA y reconoce que es un “placer” donar una de sus obras cada año para esta causa. La obra que ha elegido este año es Meninas, una reinterpretación de la original de Velázquez que hace suya con su particular estilo. La obra expuesta en el Museo de Zaragoza es un giclée (técnica de impresión que permite reproducir obras de arte bien sean pinturas, fotografías o imaginería digital con una mayor precisión de color y resolución) porque, apunta: “La original está en una colección privada en Madrid”. Además, explica el motivo por el que escogió Meninas: “Es una de las obras que más veces me han querido comprar, y al final lo importante en este evento es que se vendan todos los trabajos”.

En 2007, Blanco estuvo en el Centro de Historias de Zaragoza realizando “in situ” su obra Lampedusa (6 x 2 metros), que realizó en ocho días, pero señala que: “Detrás de esos ocho días hubo muchísimos meses de planteamiento, bocetos previos, ya que sin todo ese trabajo me hubiera costado más de tres meses”. Ahora centra parte de su trabajo en obras de gran tamaño y el motivo es claro: “Llevo un año y medio en mi estudio de Islas Canarias, un magnífico espacio con techos de más de cinco metros de alto”. Intenta sacarle el “máximo partido posible”, ya que “no me quedaré aquí para siempre”.

Los retratos son algo recurrente en su obra, pero Blanco, además, manifiesta que le atraen mucho los rostros y, por ello, intenta llevarlos hasta la máxima deformación que cado uno le permita. En su trayectoria, Blanco destaca por utilizar colores poco llamativos, e indica: “Como decía Clement Greenberg sobre Picasso y Pollock, que su color era mucho mejor cuando era más discreto, conmigo pasa igual, creo que si soy excesivo con el color el resultado nunca acaba de convencerme”.