Todo zaragozano, turista que se precio o aficionado al fútbol español sabe que La Romareda es un estadio de fútbol que cuenta con una gran historia y se ubica al lado del pulmón verde de la ciudad. En frente de este estadio se encuentra el Hospital Infantil de la ciudad. Un edifico de los años 70 que cada niño que lo ve desde la acera de enfrente esperando en el semáforo puede sentir ese “punto de frialdad” que describe Beatriz Lucea, cofundadora de Believe in Art, una ONG aragonesa que se encarga de humanizar espacios mediante el arte, sobre todo en hospitales, pero también en colegios y diversos espacios, haciendo así que el arte y la salud vayan siempre de la mano.
Cuando vemos un cuadro, un mural o cualquier ilustración, nos paramos ante ella y la observamos. No siempre somos conscientes de que más allá de la pintura, de la intervención decorativa y estética, hay una reflexión creativa. Esta pretende trasladar unas sensaciones o sentimientos determinados a través del color, el espacio, las imágenes o el relato que exponen.
Jesús Ibáñez es maestro en el Ciberaula del Hospital Materno Infantil de Zaragoza desde hace 20 años. Sabe de primera mano cómo es la vida de un niño ingresado y la importancia de normalizar la situación en la que se encuentran. Por ello, su máxima es hacer que los niños, mediante unas clases adaptadas, no pierdan el ritmo en el colegio. De esta forma, ayuda a normalizar -palabra que enfatiza- y a seguir la vida que tenía antes de ser hospitalizado.