Arte y salud, ¿van de la mano?

Todo zaragozano, turista que se precie o aficionado al fútbol español sabe que La Romareda es un estadio de fútbol que cuenta con una gran historia y se ubica al lado del pulmón verde de la ciudad. En frente de este estadio se encuentra el Hospital Infantil de la ciudad. Un edifico de los años 70, que cada niño que lo ve desde la acera de enfrente esperando en el semáforo puede sentir ese “punto de frialdad” que describe, en una charla teleprensencial con alumnas de la Universidad San Jorge, Beatriz Lucea, cofundadora de Believe in Art. Esta ONG aragonesa se encarga de humanizar espacios mediante el arte, sobre todo en hospitales, pero también en colegios y diversos espacios, haciendo así que el arte y la salud vayan siempre de la mano.

Imagen de la sesión en Streaming vía Teams de Beatriz Lucea, cofundadora de Believe in Art. En la captura de pantalla aparecen también las alumnas de 3.º de Periodismo de la Universidad San Jorge Bárbara Alegre, Carmela Lasheras y Talía Benedicto.
El binomio de arte y salud va de la mano, algo que consiguen desde Believe in Art llevando a cabo diversas ilustraciones en hospitales y colegios

Llevan desde 2013 desarrollando esta labor, cuentan con más de 100 habitaciones y espacios comunes pintados. Cambiar la fachada del Hospital Infantil es, hasta ahora, su proyecto más complejo, pero uno de los más deseados. Quieren que se “convierta en un icono artístico para la ciudad y que Aragón sea una referencia”, hacer que el edificio sea más amable. Así, sus objetivos han ido creciendo desde que nació su proyecto. Cuando idearon sus planes a desarrollar, Lucea explica que pecaron de “humildes”, ya que pensaron que todo iría más lento. Nada más alejado de la realidad, llegó un punto en el que tuvieron que revisar sus objetivos propuestos en un principio y plantearse unos más grandes y actualizados.

Objetivos

Siguen queriendo llevar el arte a cuantos más espacios sanitarios, mejor; desmitificar el hecho artístico, que la idea de ir a un museo o galería de arte sea más amigable, pues muchas veces se ve como “un rollo”; y poner en valor a los artistas aragoneses, “que los niños conozcan a los ilustradores de nuestra tierra y quieran comprar sus cuentos”. De esta forma se alejan de los dibujos que había antes en el Infantil de las princesas Disney, Bob Esponja o Hannah Montana –siendo este personaje ya desconocido para los más pequeños–.

Además, para que el trabajo hecho durante estos ocho años siga creciendo y puedan llegar a trabajar internacionalmente –uno de los objetivos al comienzo del proyecto– están trabajando en la visibilidad de la organización, pues quieren dejar de ser “las que pintan hospitales”, para pasar a que las personas conozcan el proyecto aragonés de Believe in Art por su propio nombre. Este binomio de arte y salud va de la mano y es algo muy normal en el mundo anglosajón, algo que quieren trasladar a nuestro país también.

El trabajo de Believe in Art

Lo que ha hecho que lleven estos años sin parar de trabajar han sido los buenos resultados que de palabra les han ido transmitiendo los pacientes y demás personas a las que les proponen los proyectos. “Estamos pendientes de que el Gobierno de Aragón financie un estudio con datos concretos sobre cómo influye el arte en los pacientes. Hasta ahora, tenemos testimonios, pero queremos datos concretos”, así lo explica Lucea al comentar que el tener un estado de ánimo bueno es muy importante para la salud y la recuperación de los pacientes.

Para llevar a cabo su trabajo cuentan no solo con los profesionales de la ilustración –“quienes aportan prestigio y calidad al proyecto”–, sino con un grupo “muy variopinto de unas 50 personas aproximadamente” de voluntarios que están al pie del cañón para hacer de todo, desde prestar ayuda con un coche particular para transportar pintura, hasta proponer acciones o nuevos proyectos.

Experiencias propias

Aunque el trabajo que hacen desde Believe in Art sea de gran ayuda para los pacientes que tienen la poca suerte de tener que visitar los espacios hospitalarios, Lucea no siempre lo ha tenido tan claro. Después de una jornada en la que estaban pintando una habitación en la planta de Oncopediatría, vio a una niña que le recordó a una de sus mejores amigas fallecida con 14 años a razón de un tumor cerebral, “tenían el mismo gesto en la cara, llegué a casa destrozada”. Asimismo, durante el primer día de quimioterapia de su marido, –quien tuvo también cáncer– llegó a pensar que lo que hacían no servía de nada, que era una “mierda”. Sin embargo, al día siguiente cambió totalmente de mentalidad, “me repuse y pensé que no, que la mierda eran esas paredes”.

De esta forma, actualmente, uno de los objetivos personales de la cofundadora de Believe in Art es pintar la sección de oncología del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. Con acciones como esta; sus premios Corazón de Oro otorgados anualmente a personas que les inspiran; los distintos talleres que ofrecen en colegios y hospitales logran que, entre otras cosas, niños que hayan estado ingresados en una habitación pintada tengan una estancia más amable y puedan volver a sus casas y colegio respondiendo “no he estado en el hospital, he estado en un circo”.

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