El COVID-19 también azota a la educación en Aragón

Alumna en clase por videoconferencia
La nueva educación a través de Internet

La suspensión de las clases presenciales y el cierre de todos los centros educativos como consecuencia de la crisis sanitaria surgida por el COVID-19, ha puesto a prueba el sistema educativo español. Desde cada comunidad autónoma sus consejerías se han visto obligadas a ir solventando la incertidumbre que esta medida ha supuesto para los estudiantes y el profesorado. En la mayoría de los centros se han impuesto las clases online, pero no sin problemas como la falta de medios tecnológicos o de conocimientos para desarrollar las clases con la máxima normalidad posible. A esto hay que sumarle que tampoco ha funcionado la coordinación entre comunidades que pretendía establecer el Ministerio de Educación. Muestra de esto es que tras la primera reunión que mantuvo con las autonomías, algunas mostraron su disconformidad a las pocas horas de no haber presentado ninguna objeción a la propuesta que parecía haberse acordado con el Gobierno de España.

Aragón no está, precisamente, entre las comunidades discrepantes. Más bien al contrario, ya que su Consejero de Educación, Felipe Faci, incluso decía que la propuesta acordada en esa primera reunión había sido iniciativa aragonesa en gran medida. Una propuesta que, sin dar por concluido el curso académico en educación primaria y los diferentes niveles de la educación secundaria, sí establecía no seguir avanzando en contenidos, mantener la evaluación ya cerrada de los dos primeros trimestres y, la medida más polémica y cuestionada, permitir a todos los alumnos pasar de curso. Polémica porque se entendía que era un aprobado general, algo que tanto las autoridades nacionales, la propia Ministra Isabel Celaá, como el Consejero aragonés han negado. Dicen que se vincula el final de este curso con el inicio del próximo cuando se deberán preparar contenidos específicos para el repaso y consolidación de las materias no impartidas en este curso 2019-2020. Hablan de un informe específico para cada alumno y también de dejar para casos excepcionales la repetición de curso, siempre que esté debidamente justificada.

Pero, ¿cómo se ha recibido la propuesta en la comunidad educativa? En Aragón con división de opiniones, como si se tratase de un tendido taurino, y tampoco de forma homogénea. Algunos padres consideran positivo que sus hijos vayan a pasar de curso, sin importarles excesivamente los contenidos que se hayan dejado de impartir. Algo que, precisamente, preocupa e inquieta a otros progenitores. Sin embargo, entre el profesorado hay mayores coincidencias, incluso entre diferentes niveles educativos. La maestra de infantil Mavi Ocaña habla de improvisación y es muy crítica con los políticos, los que deciden, al tiempo que lamenta que el trabajo está recayendo en el profesorado, en gran medida, y en las diferentes posibilidades de las familias para que sus hijos puedan seguir escolarizados a través de Internet. Porque en la Comunidad aragonesa su gobierno decidió cerrar todos los centros educativos a la semana de decretase la emergencia sanitaria y que el profesorado estableciese contacto con sus alumnos a través de Internet. Fundamentalmente a través de las plataformas digitales ya existentes, como classroom.

«Algunos alumnos están desfavorecidos socialmente»

Una de las primera dificultades que se encontraron para afrontar esta situación fue que no todas las familias disponen de conexión a Internet o dispositivos con la suficientes capacidad para seguir la educación online. Como indica Esther Mayayo, maestra de educación especial, “algunos alumnos están desfavorecidos socialmente, es decir, no tienen acceso a wifi, a un ordenador o, sencillamente, viven en familias para las que la educación no es lo más importante y, por lo tanto, los alumnos están desaparecidos. Al mismo tiempo reconoce el trabajo de los servicios sociales para recuperar a este alumnado, “los trabajadores sociales están haciendo un gran esfuerzo para localizarlos”. La Técnico de Servicio a la Comunidad Eva Abad dice que en su instituto, el Pablo Serrano de Zaragoza, “se han quedado muy pocos sin poder localizar” y añade que se tienen que adaptar a las posibilidades reales que tienen, “al final el profesor lo tiene que adaptar al tipo de alumnos que tienen. Hay algunos que están utilizando más el móvil, porque es algo más universal, otros utilizan plataformas, y otros lo hacen a través del correo electrónico”.

En la infografían se recopila la información principal del Ministerio de Educación con respecto a la finalización del curso 2019-2020
Criterios orientadores para el final del curso

«Ni los profesores estábamos preparados para realizar una enseñanza online ni los alumnos estaban preparados para recibirla»

También hay diferencias entre los que reciben las clases en ciudades o los del medio rural a la hora de adaptarse a la nueva situación de clases online, como reconoce Isabel Cortijo, profesora de lengua y literatura en secundaria y bachillerato, “a veces los alumnos que viven en pueblos pequeños tienen problemas de cobertura. Mientras que en otros casos, las circunstancias familiares extraacadémicas hacen complejo el seguimiento online de las clases”.

Por eso, desde el propio ejecutivo autonómico su Departamento de Ciencia y Universidad puso en marcha un sistema para facilitar equipos suficientes a los alumnos que tenían este problema. Los datos del Gobierno de Aragón reflejan que más del 90% sí tienen acceso a Internet en condiciones suficientes, la gran mayoría incluso con redes de fibra óptica.

Para los alumnos el cambio tampoco fue sencillo y los docentes reconocen que el cambio de enseñanza presencial a la educación online fue costoso en un primer momento, “ni los profesores estábamos preparados para realizar una enseñanza online ni los alumnos estaban preparados para recibirla. Hemos tenido que aprender, preparar los materiales y enseñar a los niños a moverse en las redes. A mí me ha resultado muy difícil” asegura Ana Mayayo, profesora de matemáticas en secundaria. Añadía que no todos los alumnos son iguales, por su entorno familiar y el acceso a Internet, “hay mucha gente con muchas carencias a la que es difícil llegar cuando hay clase presencial así que en estas circunstancias todavía más, a veces incluso por el desinterés propio ya que se enganchan al no puedo hacer nada”.

Sin embargo, los propios alumnos ven las cosas de manera muy distinta. “Yo lo llevo todo muy bien, el colegido muy bien y hacemos lo mismo que hacemos en el colegio pero con el iPad o con el ordenador”, dice Sara de seis años y que cursa primero de primaria. Su hermano Pablo, con cuatro años y en segundo de infantil, todavía lo lleva mejor “hacemos juegos y nos mandan deberes y hacemos muchas fichas. Es divertido”, dice. Pero a medida que subimos en el curso y la edad de los estudiantes las cosas se complican, el trabajo es mayor y los propios escolares tienen otros intereses. “Echo de menos estar con mis compañeros porque casi no les veo, solo en la aplicación y hablo con ellos en la play pero no les veo”, dice Jorge de quinto de primaria. Pero su hermano Marcos, ya en primero de la ESO, piensa más en la tarea escolar “cuesta más estar en contacto con el profesor a la hora de preguntarle dudas. Pero también es verdad que tengo más tiempo para prepararme las cosas, para hacer trabajos y para estar con mi familia”. Lo cierto es que todos ven esto como una situación excepcional, por lo que “prefiero volver al colegio”, afirma Marcos y, en general, coincide con otros compañeros.

La situación se complica en niveles educativos más altos. “A mí no me ha afectado mucho porque yo estoy cursando un grado superior y estábamos con las prácticas”, explica Noelia Fernández estudiante de Enseñanza y Animación Socio-Deportiva en el Instituto Santo Domingo de Silos de Zaragoza. Algo mejor lo lleva Marta Fernández, estudiante de un Grado Superior de Laboratorio de Análisis y de Control de Calidad en Huesca, porque “los profesores nos ayudan un montón, están 24 horas para nosotros y seguimos adelantando materia” afirma. Sol Pérez estudia en Zaragoza un Ciclo Superior de Técnico en Laboratorio de Análisis Clínicos y Biomédicos, y asegura que no tienen clases online “lo que me hacen es subir los power-point con el temario y, además, nos añaden un audio para evitar que tengamos dudas. Si tenemos alguna duda siempre están a nuestra disposición para que les preguntemos y nos la responden”.

Situación diferente es la de los alumnos de Bachillerato, especialmente el segundo curso que acaba con la prueba de acceso a la Universidad, la EvAU. “Seguimos como lo estábamos haciendo antes. […] Todo basándonos en un modelo de examen que era de años anteriores, pero este año seguramente va a ser diferente”, dice Clara del Valle estudiante de segundo de Bachillerato en el Instituto Martínez Vargas de Barbastro. En el caso de los de primero de Bachillerato “salvo dos o tres alumnos que están algo más descolgados, los demás van siguiendo bien el ritmo de la clase” dice la profesora de Matemáticas en el Instituto Grande Covián de Zaragoza, Marisa Romance, quien reconocen que “si no podemos dar clases en lo que queda de trimestre van a tener ahí una laguna de al menos un mes que necesitaremos recuperar de cara al curso que viene”. Los profesores manifiestan que están salvando la situación lo mejor que pueden “yo veo que hay una especie de dispersión y, en el fondo, creo que también es por un déficit de coordinación por nuestra parte” según explica el Jefe Departamento de Orientación del Instituto Pablo Serrano de Zaragoza, Jesús Zapatero.

En cuanto a la universidad la formación a distancia tiene dificultades en determinadas carreras. Especialmente por las prácticas que “actualmente están paralizadas porque no permiten que estudiantes vayan a centros de salud” dice Francisco Mangado que estudia 3º de Fisioterapia en la Universidad San Jorge (USJ). Explica que los exámenes “van a ser todos de manera telemática” aunque todavía no está decidido cómo serán los de las prácticas. Más fácil lo ha tenido su compañera de estudios en la misma universidad, pero en la Facultad de Comunicación y Ciencias Sociales, Patricia Simón, que estudia Periodismo y en el segundo cuatrimestre del curso estaba en Estados Unidos. “He tenido que volver antes de tiempo y en la Universidad Central de Florida, donde yo estaba estudiando, decidieron realizar el mes que quedaba del semestre de manera online”. Pero lamenta que “ha sido un poco triste porque es una oportunidad muy bonita y lo bueno de esta experiencia es el hecho de ir a clase día a día”. Pero no todos lo llevan tan bien. “Mi mayor problema es la organización, que no se me daba bien antes, con que ahora es mucho peor todavía” explica Manuel Mas estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas en la USJ.

Alumna desarrollando las clases desde su casa
Los alumnos siguen el curso desde sus casas tras el estado de alarma

En la Universidad de Zaragoza también tienen sus dificultades y la educación online “a nivel académico se nota, porque la calidad no es la misma” asegura Miguel Romance estudiante de segundo cursos de Derecho y Administración de Empresas (DADE), que especialmente lo aprecia en las asignaturas de Administración de Empresas porque dependen “más de las explicaciones del profesor y cuando las tienes solamente por vídeollamada, a través de un vídeo de 5 minutos o ni siquiera eso, se nota bastante”. Dificultades también para los estudiantes Erasmus, como es el caso de Lucía Giménez, alumna de tercero de Lenguas Modernas y que ha tenido que regresar a Zaragoza desde la localidad francesa de Lyon. “El hecho de estar en una universidad extranjera para mejorar el idioma desde mi casa es un factor imposible”, asegura y explica “que no tienen clases online por plataformas que te permiten hacer vídeollamadas con profesores. Todo el ajetreo de esta situación hace que mis estudios se basen en hacer trabajos, porque allí en Francia ya estábamos terminando”. En cuanto a los exámenes pendientes dice que “está previsto que las recuperaciones se hagan la segunda semana de julio. […] Pero de momento, todo es vía online y ya estoy entregando mis últimos exámenes de esta forma”.

Pero si la situación en la educación ha sido complicada, también en la educación superior y universitaria, el teletrabajo podría ser una tendencia de futuro en las propias empresas. “De hecho esta es una forma de hacer las cosas que cada vez están implantando más las empresas y que después de esto seguramente las empresas lo implantarán todavía más”, afirma Pepe Verón profesor de periodismo en la USJ. Además, entiende que esto será más acusado en empresas periodísticas porque “responsables de medios de comunicación están planteándose realmente si necesitan unas redacciones tan grandes porque […] buena parte del trabajo se puede hacer sin pisar una redacción” afirma y que por tanto esto también se puede aplicar a la formación dirigida a preparar al alumno para el mercado laboral porque “tienden a tener un contenido o una estructura muy parecida a lo que tendrían en un entorno laboral”.

Lo cierto es que la pandemia del coronavirus ha pillado a todos desprevenidos, incluido el sistema educativo, desde infantil a la universidad, pasando por las enseñanzas medias. España no es el país del mundo, ni siquiera de Europa, con mayores dificultades y la extensa red de fibra óptica no solo está favoreciendo el teletrabajo, sino también la educación a distancia obligada por el confinamiento. Aunque no se puede hacer todo por Internet, sí hay muchas posibilidades gracias al desarrollo de estas tecnologías durante los últimos años. Algo que, además del sistema educativo, también están utilizando las empresas y las propias Administraciones Públicas. Así cada semana el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, se está reuniendo con los presidentes de las Comunidades Autónomas por vídeoconferencia. Algo que también están haciendo algunos parlamentos, como las Cortes de Aragón, que llevan semanas en las que las Comisiones Parlamentarias se realizan por este sistema.

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