El Aula Hospitalaria del Hospital Materno Infantil Universitario Miguel Servet de Zaragoza se creó en torno a 1995 y trabaja con niños hospitalizados de entre 3 a 16 años, y hasta los 18 años en Oncopediatría. Cuenta con tres profesores de Educación Infantil y Primaria: Jesús Ibáñez, Alicia Navarro y Esther Gasca. Su objetivo prioritario es dar continuidad al desarrollo educativo de los niños y hacer más agradable su estancia en el hospital. Además, en el aula trabajan otros maestros encargados de desarrollar la atención domiciliaria. En el año 2011, recibieron la medalla de la Educación Aragonesa.
Normalmente, al aula acuden entre 12 y 15 alumnos, mayoritariamente, de Primaria. Sin embargo, este año debido al COVID-19 este número se ha visto reducido de 6 a 8, y los niños de Oncología no pueden presentarse por precaución, ya que son pacientes de riesgo. Todos ellos provienen, en su mayoría, de las 3 provincias de Aragón, pero también de La Rioja y, esporádicamente, de Soria.
El trabajo que se realiza en la clase varía dependiendo del tiempo que pasen los niños dentro del centro. En general, hay hospitalizaciones cortas, de 4 o 5 días, en las que los niños no necesitan tanto seguir el ritmo del colegio porque pronto estarán de vuelta, por lo que se realizan proyectos, actividades y juegos más creativos. No obstante, hay estancias que pueden ser más prolongadas de, incluso, meses en pacientes con tratamientos de larga duración. Para ellos, es fundamental no parar el ritmo del curso escolar y que hagan deberes.
Atención individualizada
Hay niños que no pueden asistir al aula por su condición médica, y es ahí cuando se realiza la atención individualizada en las habitaciones. Los profesores se encargan de llevar el material oportuno a sus habitaciones, salvo que traigan su material propio de la escuela. Se intenta proseguir con el ritmo de su colegio y les explican el temario, corrigen sus tareas y les llevan material de carácter lúdico para que se entretengan y puedan realizar actividades más creativas. Ahora, esto resulta un problema, porque es un espacio muy cerrado y existe un riesgo de contagio y, actualmente, intentan reducir el tiempo que pasan dentro de la estancia, de 1 hora a 10 o 20 minutos, o simplemente les dejan el material.
Todos los días del calendario escolar, que son los que funciona el aula, Jesús, Alicia y Esther se pasan por las habitaciones de los niños para ver si pueden ir al aula o si necesitan que les lleven el material a sus habitaciones. En el caso de que puedan asistir, van desde las 10:30 h. hasta la hora de comer. Cada día se intenta hacer algo nuevo en el aula, para que los niños que lleven una estancia más larga no se aburran, y porque cada día tienen diferentes niños de distintas edades. Además, procuran que les gusten mucho las actividades para que vayan muy contentos y salgan de sus habitaciones. Como se puede observar, aplican una metodología muy flexible, variada, adaptada y personalizada y, sobre todo, muy rápida.
Actividades y creatividad
No todo es continuidad académica, ya que se llevan a cabo muchos talleres y proyectos, cuyo fin es fomentar la creatividad de los pequeños, mediante actividades muy imaginativas y dinámicas. El año pasado la creatividad fue más manipulativa, pero desde que apareció la pandemia se trabaja más la creatividad desde la expresión escrita, a través de poemas, de talleres de periódicos, a través de cuentos, del arte, etc. Todo ello adaptado a las edades y características de los niños.
De este modo, sacas a los niños de ese ambiente de enfermedad en el que se encuentran, en el que no les apetece mucho trabajar, lógicamente. Sin embargo, si les das una finalidad, se interesan más por hacerlo y aprenden, que es el principal objetivo. Cada uno de los proyectos que desempeñan surgen de la experiencia y de lo que los profesores aprenden dentro del aula, ya que, aunque los maestros son los encargados de enseñar, son los niños los que más les enseñan.
Proyectos
El proyecto más conocido que han iniciado se llama “Lo que realmente importa”, en el que se han dedicado a realizar muchos corazones, de diversos tipos y muy imaginativos, en el que los niños tienen que escribir el nombre del proyecto y, además, aportar una reflexión personal acerca de lo que realmente importa, que pueden ser cosas simples y pequeñas del día a día, como estar amigos o poder ir al colegio.
Ahora mismo están ayudando en un proyecto, titulado “Las piedras del camino”, que consiste en pintar piedras para que, luego, un chico las lleve a Santiago de Compostela. El reto consiste en que este chico, llamado Héctor, va a ir corriendo desde aquí hasta Santiago en 7 días, es decir, 12 horas diarias corriendo. El fin de esta idea es recaudar fondos para la investigación contra el cáncer infantil.
Igualmente, colaboran con una asociación llamada “Cultura en vena”, que se dedica a llevar la cultura allí donde no llega, como a ancianos que se encuentran solos en hospitales o residencias. Los niños se encargan de escribir relatos y narraciones para que ellos, a través de una biblioteca digital, los puedan leer.
Socialización
Otra de las finalidades del aula es la socialización. Es muy importante que los niños hospitalizados tengan la posibilidad de poder relacionarse y ver a otros niños, debido a que pasan mucho tiempo dentro de sus habitaciones y con el móvil. De esta forma, pueden jugar y realizar tareas fuera de su cuarto. Esto, ayuda a normalizar su situación en el hospital, ya que el objetivo es que el niño pase un rato agradable y divertido, y se olvide por un rato de que es un niño que se encuentra enfermo.
Faceta emocional
A causa de la situación médica en la que se encuentran los alumnos, hay que considerar la difícil situación emocional a la que se enfrentan. Por esta razón, es necesario que puedan mostrar sus emociones en un ambiente cómodo y amigable, y que se sientan libres a la hora de contar cómo se encuentra en esta situación de hospitalización. Se hace preciso que los niños puedan exteriorizar sus emociones.
Igualmente, los profesores establecen una relación muy cercana con los padres de los niños, sobre todo, conforme se alarga la estancia en el hospital, el trato es más continuo, de más confianza y más seguridad. Los profesores nos contaban que los padres son muy agradecidos y que, cualquier detalle, cualquier cosa que tienes de cara a sus hijos, lo agradecen muchísimo. Este año, con la pandemia, no tienen tanta relación con los padres. Pero, un año normal, los padres entran muchísimo al aula y son uno más, por lo que los maestros establecen un vínculo muy fuerte con ellos.
Profesores
Los profesores que trabajan en el centro, aunque son educadores de personas enfermas, no poseen una formación especializada, algo que, realmente, resultaría imprescindible, según nos comentaban los profesores. Se suele hacer de forma continua, pero por iniciativa propia, en colaboración con ASPANOA y, también, con el CIFE y con el Centro de Recursos del Profesorado. De la misma forma, los maestros no cuentan con un psicólogo desde el Departamento de Educación, aunque se apoyan en el psicólogo de ASPANOA. El trabajo que los profesores hacen cada día en el aula puede resultar muy duro, ya que ven y se enfrentan a escenarios y situaciones muy difíciles. Sin embargo, la labor es tan gratificante que compensa, según nos afirman los profesores.
El aula está dotada igual que cualquier otra aula del Gobierno de Aragón, con el dinero que aporta el Ministerio de Educación. En el Aula Hospitalaria, ese dinero lo invierten en gran cantidad de material para hacer talleres, manualidades, porque todo tiene que estar enfocado a que ellos puedan jugar. También, consiguen materiales y juguetes a través de algunas campañas solidarias, como la campaña “Lápices y sonrisas”, que hace poco les proporcionó bastante material escolar.
Funcionamiento por la pandemia
En época de confinamiento por la COVID-19, el aula seguía en funcionamiento, de forma online. Para ello, hacían uso del blog del aula y cada día les proponían 1 o 2 actividades que les pudieran gustar o llamar la atención. Además, los profesores dejaban su correo para que les pudiesen contestar y mandar la tarea. Muchas veces incluso otros niños que no estaban hospitalizados proponían colaborar con el aula para colgar ellos sus propias actividades, contar cuentos o incluso realizar las actividades que nosotros proponíamos. Por ejemplo, un colegio quiso colaborar, de tal manera que los alumnos mandaban cuentos para que los leyeran los niños enfermos.